El 28 de septiembre los Insurgentes se dirigieron a
Valladolid y más tarde tomaron Toluca de
Lerdo, el 25 de octubre. El Virrey de la Nueva España, Francisco Xavier Venegas
ordenó al general Trujillo, quien gozaba de mucho prestigio por su
participación en la batalla de Bailén, ponerse al frente de las pocas
guarniciones realistas de la capital, y con ellas habría de emprender un
intento para hacer frente a los independentistas. La mañana del 30 de octubre,
les alcanzaron en un paraje cercano a la capital conocido como Monte de las
Cruces. Los realistas fueron derrotados por los más de 80 000 insurgentes,
quienes consiguieron gran parte del armamento español y estuvieron a un paso de
tomar la Ciudad de México, pero por motivos desconocidos ,Hidalgo decidió no
entrar en México y retirarse al Bajío, donde el 7 de noviembre, Félix María
Calleja infligió la primera derrota insurgente en la batalla de Aculco, hecho
que distanció a Hidalgo de Allende, ya que los jefes insurgentes tomaron rutas
distintas; el primero marchó a Valladolid y el segundo a Guanajuato.
Personajes como Ignacio Allende y Juan Aldama ven que el
movimiento empieza a cambiar en sus intereses, es así como Hidalgo deroga los
tributos y ordena la restitución de tierras a los indígenas y lo presenta en el
escrito “el despertar americano” (Ideas Libertarias de la Revolución).

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